viernes, septiembre 28, 2007

Tiempo


Tiempo de nacer, tiempo de morir;

tiempo de plantar, tiempo de arrancar;

tiempo de matar, tiempo de sanar;

tiempo de derruir, tiempo de construir;

tiempo de llorar, tiempo de reír;

tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar;

tiempo de arrojar piedras, tiempo de recoger piedras;

tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse;

tiempo de buscar, tiempo de perder;

tiempo de guardar, tiempo de desechar;

tiempo de rasgar, tiempo de coser;

tiempo de callar, tiempo de hablar;

tiempo de amar, tiempo de odiar;

tiempo de guerra, tiempo de paz

Aparece en el libro de Paulo Cohelo "11 minutos"

martes, septiembre 25, 2007

Once minutos (Dedicatoria)



El día de 29 de mayo de 2002, horas antes de ponerle el punto y final a este libro, fui hasta la gruta de Lourdes, en Francia, para llenar algunas garrafas de agua milagrosa en la fuente que hay allí. Ya dentro del recinto de la catedral, un señor de aproximadamente setenta años me dijo: «¿sabe que se parece usted a Paulo Coelho?» Le respondí que era yo.

Me abrazó, me presentó a su esposa y a su nieta. Me habló de la importancia de mis libros en su vida, y concluyó: «Me hacen soñar.» Ya había oído esta frase varias veces antes, y siempre me alegraba. En aquel momento, sin embargo, me asusté mucho, porque sabía que Once minutos hablaba de un asunto delicado, contundente, conflictivo. Caminé hasta la fuente, llené las garrafas, volví, le pregunté dónde vivía (en el norte de Francia, cerca de Bélgica) y anoté su nombre.

Este libro está dedicado a usted, Maurice Gravelines. Tengo una obligación para con usted, con su mujer, con su nieta, y para conmigo: hablar de aquello que me preocupa, y no de lo que a todos les gustaría escuchar.

Algunos libros nos hacen soñar, otros nos acercan a la realidad, pero ninguno puede huir de aquello que es más importante para un autor: la honestidad para con lo que escribe.
1er hoja del libro "Onde minutos" de Paulo Cohelo

sábado, septiembre 22, 2007

Carta de Mari

Cuando yo aún era joven y ejercía la profesión de abogada, leí cierta vez a
un poeta inglés, y una frase de él me impactó mucho: «Sed como la fuente
que se derrama y no como el tanque que siempre contiene la misma agua».
Siempre pensé que él estaba equivocado: era peligroso derramarse porque
podemos terminar inundando zonas donde viven personas queridas, y
ahogarlas con nuestro amor y nuestro entusiasmo. Entonces, procuré
comportarme toda la vida como un tanque, nunca yendo más allá de los
límites de mis paredes interiores.
78
Sucede que por alguna razón que nunca entenderé, padecí el síndrome del
pánico. Me transformé en exactamente aquello que había luchado tanto por
evitar: en una fuente que se derramó e inundó todo a mí alrededor. El
resultado de eso fue mi internamiento en Villete.
Después de curada volví al tanque y os conocí. Os estoy agradecida por la
amistad, el cariño y tantos momentos felices que me habéis dispensado.
Vivimos juntos como peces en un acuario, felices porque alguien nos echaba
comida a la hora exacta y podíamos, siempre que deseábamos, ver el mundo
exterior a través del vidrio.
Pero ayer, por causa de un piano y de una mujer que ya debe de estar
muerta hoy, descubrí algo muy importante: que la vida aquí dentro era
exactamente igual a la vida allá afuera. Tanto allá como aquí las personas se
reúnen en grupos, levantan sus muros y no dejan que nada extraño pueda
perturbar sus mediocres existencias. Hacen cosas porque están acostumbradas
a hacerlas, estudian asuntos inútiles, se divierten porque están obligadas a
divertirse, y que el resto del mundo reviente y se las arregle por sí mismo.
Como máximo contemplan (como nosotros lo hicimos tantas veces juntos) el
noticiario de la televisión, sólo para tener la confirmación de lo felices que son
en un mundo lleno de problemas e injusticias.
O sea: la vida de la Fraternidad es exactamente igual a la vida de casi
todo el mundo en el exterior: todos evitando saber lo que se encuentra más
allá de las paredes de vidrio del acuario. Durante mucho tiempo eso fue
reconfortante y útil. Pero la gente cambia, y ahora voy a la búsqueda de la
aventura, a pesar de tener sesenta y cinco años y ser consciente de las
muchas limitaciones que esta edad me impone. Me voy a Bosnia: hay gente
que me espera allí, aunque no me conozca y yo tampoco la conozca. Pero sé
que soy útil, y que el riesgo de una aventura vale mil días de bienestar y
confort.
Aparece en el libro "Veronika decide morir" Paulo Cohelo.

Carta de Mari

Cuando yo aún era joven y ejercía la profesión de abogada, leí cierta vez a
un poeta inglés, y una frase de él me impactó mucho: «Sed como la fuente
que se derrama y no como el tanque que siempre contiene la misma agua».
Siempre pensé que él estaba equivocado: era peligroso derramarse porque
podemos terminar inundando zonas donde viven personas queridas, y
ahogarlas con nuestro amor y nuestro entusiasmo. Entonces, procuré
comportarme toda la vida como un tanque, nunca yendo más allá de los
límites de mis paredes interiores.
78
Sucede que por alguna razón que nunca entenderé, padecí el síndrome del
pánico. Me transformé en exactamente aquello que había luchado tanto por
evitar: en una fuente que se derramó e inundó todo a mí alrededor. El
resultado de eso fue mi internamiento en Villete.
Después de curada volví al tanque y os conocí. Os estoy agradecida por la
amistad, el cariño y tantos momentos felices que me habéis dispensado.
Vivimos juntos como peces en un acuario, felices porque alguien nos echaba
comida a la hora exacta y podíamos, siempre que deseábamos, ver el mundo
exterior a través del vidrio.
Pero ayer, por causa de un piano y de una mujer que ya debe de estar
muerta hoy, descubrí algo muy importante: que la vida aquí dentro era
exactamente igual a la vida allá afuera. Tanto allá como aquí las personas se
reúnen en grupos, levantan sus muros y no dejan que nada extraño pueda
perturbar sus mediocres existencias. Hacen cosas porque están acostumbradas
a hacerlas, estudian asuntos inútiles, se divierten porque están obligadas a
divertirse, y que el resto del mundo reviente y se las arregle por sí mismo.
Como máximo contemplan (como nosotros lo hicimos tantas veces juntos) el
noticiario de la televisión, sólo para tener la confirmación de lo felices que son
en un mundo lleno de problemas e injusticias.
O sea: la vida de la Fraternidad es exactamente igual a la vida de casi
todo el mundo en el exterior: todos evitando saber lo que se encuentra más
allá de las paredes de vidrio del acuario. Durante mucho tiempo eso fue
reconfortante y útil. Pero la gente cambia, y ahora voy a la búsqueda de la
aventura, a pesar de tener sesenta y cinco años y ser consciente de las
muchas limitaciones que esta edad me impone. Me voy a Bosnia: hay gente
que me espera allí, aunque no me conozca y yo tampoco la conozca. Pero sé
que soy útil, y que el riesgo de una aventura vale mil días de bienestar y
confort.
Aparece en el libro "Veronika decide morir" Paulo Cohelo.

El reino de los locos

Un poderoso hechicero, queriendo destruir un reino colocó una poción mágica en un pozo del que todos sus habitantes bebían. Quien tomase aquella agua, se volvería loco.
A la mañana siguiente, toda la población bebió y todos enloquecieron, menos el rey, que tenía un pozo privado para él y su familia, donde el hechicero no había conseguido entrar El monarca, preocupado, intentó controlar a la población ordenando una serie de medidas de seguridad y de salud pública, pero los policías e inspectores habían bebido el agua envenenada, y juzgando absurdas las disposiciones reales, decidieron no respetarlas de manera alguna.
Cuando los habitantes de aquel reino se enteraron del contenido de los decretos, quedaron convencidos de que el soberano había enloquecido y por eso disponía cosas sin sentido. A gritos fueron hasta el castillo exigiendo que renunciase.
Desesperado, el rey se declaró dispuesto a dejar el trono, pero la reina lo impidió diciendo: Vayamos ahora hasta la fuente y bebamos también. Así nos volveremos iguales a ellos.
Y así se hizo: el rey y la reina bebieron el agua de la locura y empezaron inmediatamente a decir cosas sin sentido. Al momento sus súbditos se arrepintieron: ahora que el rey estaba mostrando tanta sabiduría, ¿por qué no dejarle gobernar?
El país continuó en calma, aunque sus habitantes se comportasen de manera muy diferente a sus vecinos. Y el rey pudo gobernar hasta el fin de sus días.
Sacado del libro "Veronika decide morir" de Paulo Cohelo

sábado, septiembre 08, 2007

El Ejercicio de la Crueldad


Cada vez que pase por su cabeza un pensamiento que considere dañino -- celos, autocompasión, sufrimientos de amor, envidia, odio, etc. --, proceda de la siguiente manera:
Clave la uña del indice en el nacimiento de la uña del pulgar hasta que el dolor sea muy intenso. Concéntrese en el dolor: está reflejando en el campo fisico el mismo sufrimiento que está experimentando en el campo espiritual. Afloje la presión sólo cuando el pensamiento salga de su cabeza.

Repite cuantas veces sea necesario, aunque sea una y otra vez hasta que el pensamiento lo abandone. El pensamiento volverá cada vez más especiadamente hsata desaparecer por completo; clave la uña siempre que regrese.

El Ejercicio de la Velocidad


Camine, durante veinte minutos, a la mitad de la velocidad a la que normalmente acostumbra caminar. Ponga atención en todos los detalles, personas y paisajes que están a su alrededor. La hora más indicada para realizareste ejercicio es después del amuerzo.

viernes, septiembre 07, 2007

El Ejercicio de la Semilla






Arrodíllese en el suelo. Después, siéntese sobre sus talones e incline el cuerpo, de modo que su cabeza toquelas rodillas. Estire los brazos hacia atrás.Está en una posición fetal. Ahora relájese y olvide todas las tensiones.Respire tranquila y profundamente.Poco a p oco irá sintiendo que es una minúscula semilla, circundada por la comodidad de la tierra. Todo escálido y placentero a su alrededor. Duerme un sueño tranquilo.De repente, un dedo se mueve. El brote ya no quiere ser semilla, quiere nacer. Lentamente comienza a moverlos brazos y luego su cuerpo irá irguiéndose, irguiéndose hasta estar sentado sobre sus talones. Ahoracomienza a levantarse, y lentamente, lentamente, se habrá incorporado y estará arrodillado en el suelo.Durante todo ese tiempo imaginó que e una semilla transformándose en brote y horadando poco a poco la tierra.


Llegó el momento de romper la tierra por completo. Va levantándose lentamente, colocando un pie en el suelo, después el otro, luchando por no perder el equilibrio como un brote lucha por encontrar su espacio, hasta quelogra ponerse de pie.Imagine el campo en torno suyo, el sol, el agua, el viento y los pájaros. Es un brote que comienza a crecer.Despacio levanta los brazos, con dirección al cielo. Luego, va estirándose cada vez más, cada vez más, comosi quisiera agarrar el sol inmenso que brilla sobre usted y le da fuerzas y lo atrae.Su cuerpo comienza a volverse cada vez más rígido, todos sus músculos se tensan mientras siente que crece,crece, crece y se vuelve inmenso. La tensión aumenta cada vez más hasta volverse dolorosa, insoportable.Cuando no aguante más, grite y abra los ojos.Repita este ejercicio siete días seguidos, siempre a la misma hora.